En el último taller de Constelaciones Familiares, tuve la oportunidad de realizar una Constelación a una adolescente de 25 años quien asistió junto con su madre, su abuela y su pareja.
Cuando vi entrar en la sala a la abuela, me inquieté en cierta medida ya que he tenido ocasiones de realizar talleres con personas mayores y las experiencias fueron bastantes similares: muy tensionantes para mí .
¿A qué se debe esta consideración?
Las personas mayores perciben la Constelación Familiar como algo real.
La capacidad de abstracción y simbolización es menor, lo que hace que vean a las expresiones de los representantes como hechos que les están sucediendo en el momento.
Para ellos, lo que se muestra no es una representación, es una manifestación.
Las reacciones que tienen las personas mayores frente a estas interpretaciones son de mucha angustia, más de las que los otros participantes en general presentan.
Debido a esto, cada vez que me preguntan si puede venir un familiar mayor, le explico sobre mis experiencias y le advierto que pueden ocurrir situaciones de mucha tristeza y ansiedad.
Les aclaro que estas reacciones son normales porque los padres y abuelos que asisten a los talleres, quieren lo mejor para sus hijos y nietos, de manera que si los ven sufrir, sufren por ellos.
Para prevenir estas reacciones les sugiero que transmitan a su familiar que lo que van a ver es como una obra de teatro y que si en algún momento, la terapeuta sugiere que el cliente se acerque a actuar, no se preocupen si éste llora, se siente triste o con rabia. Todos esos sentimientos son parte de una actuación que llevará pocos minutos y que al final, se espera poder llegar a un final feliz.
En el caso concreto del que cito más arriba, la abuela de esta ocasión ha sido una de las personas más mayores que he tenido participando en mis talleres.
Anteriormente ya había constelado a un paciente de más edad en consulta individual.
Cuando se abrió la Constelación, su representante dijo: "Estoy muy cansada. Ya no puedo más. Tengo ganas de marcharme, de dejar este mundo, de descansar. Quisiera poder irme pero antes quiero que todos estén bien, que mi nieta no sufra. Quiero verla bien".
Le pregunté a la representante si conocía personalmente a la abuela o sabía algo de ella, a lo que respondió con un no rotundo.
Le aclaré que la abuela a la que ella representaba se hallaba presente en la sala y le señalé a la persona de quién estábamos haciendo referencia.
Toda la sala se emocionó profundamente ya que nadie sabía del parentesco de la clienta.
Decidí invitar a la abuela a tomar partido en la Constelación, a lo que accedió con gusto.
La coloqué junto con la representante de ella y a partir de ese momento todo lo que sucedió a continuación fue acompañado por su presencia.
En este caso, la abuela, quien tenía dificultades de audición, pedía que se le explique cada frase que se decía o cada movimiento que se hacía. Ella quería ser partícipe y entender lo que estaba ocurriendo. Su representante, con muchísima paciencia y amorosidad, traducía paso a paso lo que iba sucediendo mientras la abuela seguía insistiendo en lo mucho que quería a su nieta, lo importante que era para ella que todos en la familia estuviesen bien.
La Constelación terminó con una imagen de solución muy sanadora, sin embargo no me pareció suficiente sin antes permitir que la abuela, tuviera un lugar de protagonismo más relevante.
Para ello, la traje desde su sitio y la coloqué delante para que todos los miembros de la familia pudieran mirarla.
Invité al resto de participantes del taller a que se acercaran e, instantáneamente se levantaron de sus sillas, rodearon al grupo de representantes y miraron a la abuela con mucha compasión, admiración.
Les dije a todos que, mentalmente, en silencio, reconocieran a esta abuela todo el cariño y esfuerzo que había dado por su familia.
Les invité a que vieran en esta abuela a sus propias abuelas y que le brindaran la honra y el respeto que ellas se merecían por haber traspasado la vida.
Les pedí que, desde el interior de sus corazones agradecieran a esta abuela el haberles permitido vivir la experiencia y la despidieran para que ella pudiese retirarse en paz.
Varios integrantes decidieron acercarse más aún, algunos tuvieron la necesidad de sentarse a los pies de la abuela y todos, permanecieron sintiendo lo que difícilmente se puede poner en palabras: la verdadera profundidad del amor y el significado del paso de la vida...
"Cuando pienso en cómo afectan las Constelaciones Familiares a las personas mayores, inmediatamente pienso en cómo nos afectan a los que tenemos la suerte de estar constelando con ellos.
Su presencia representa siempre un nuevo aprendizaje y refuerza el sentido de la técnica porque al final, la fuerza sanadora, siempre viene de allí".
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