sábado, 6 de diciembre de 2014

Constelando la apatía y encontrar una ilusión para cambiarla


El tema de una Constelación es el primer punto importante de esta técnica.

Cuando el cliente no tiene claro por dónde comenzar es necesario que sea el constelador quien pueda ayudarlo a establecer el tema.


Alumnas del curso de 
Constelaciones Familiares
en la solución final de una 
Constelación


En esta clienta, la apatía era un síntoma que venía teniendo desde hacía más de un año.

La demanda: "Quiero constelar la apatía y buscar una ilusión para cambiarla".


Colocamos dos personas. Una representante para la clienta y otra para su mamá.

Inmediatamente, la madre quiere abrazar a la hija y la persigue.

La hija se aleja.

Al preguntarle qué le pasa a la hija que se aleja, ésta responde: "Ella me agobia".

Le pregunto a la madre qué siente cuando escucha esto de su hija y dice: "Ella también me agobia".

Pregunto si hay una muerte temprana en la familia y existió una hermana de la madre que a los 18 años murió de cáncer.

Ponemos a la representante de la hermana muerta de cáncer.

También encontramos otra hermana que murió con un año de vida.

Colocamos a una representante para esta hermana.

La hija comienza a preocuparse.

La madre acepta y despide a las hermanas que murieron.

Una de las hermanas se siente enfadada con la madre de la cliente porque le preocupa lo que le pase a su sobrina.

Buscamos a la madre de estas hijas muertas (la abuela de la cliente) para darle seguridad a la mamá.

Al poner a la representante de la abuela, ésta se coloca al lado de las hijas y junto con ellas, al lado de la nieta.

La madre de la clienta se siente más tranquila.

- Falta algo, dice.

Colocamos a un representante del padre de la clienta.

Por fin, la clienta puede acercarce a la madre.

Le pido a la representante de la clienta que le diga a la madre: - Si él está aquí, yo siento la fuerza.

Se despide a la abuela y se le pide que se coloque detrás de su hija y nieta.

La abuela se coloca detrás apoyando a su hija.

La hija está aferrada y enganchada a su padre.

Pregunto al padre qué pasaría si la hija se marchara. Responde que no se sentiría bien.

Le damos fuerzas al padre poniéndole a sus padres detrás.

Así, se siente estable y la hija se aparta.

- Querida hija, de papá, me ocupo yo -, le dice la madre. Yo soy la grande y tú la hija. De papá, me ocupo yo. Esta es la ilusión de mi vida, tú tienes que buscar la tuya.

- Querida hija, ésta es la mejor mujer para mí -, dice el padre. Ella es mi ilusión, tú tienes que buscar la tuya.

- Querida hija, te tomo como mi hija, me doy como tu mamá y espero que busques y encuentres tu ilusión.

Revisamos cómo se encuentran los representantes:

La abuela está muy feliz y orgullosa de ver cómo responde su hija.

La clienta se alegra de ver a sus padres bien y los reconoce como la ilusión de la vida de cada uno. 

Dice que su padre, para ella, es el hombre ideal y perfecto.

- Querida hija. No hace falta que busques a alguien como tu papá. Busca a un hombre para ti. No hace falta que sea como tu papá. Ya está bien de hombres como tu padre. Él ha sido mi ilusión, ahora tienes que buscar la tuya.

La clienta busca la aprobación del padre quien se la otorga.

Colocamos a un representante para la ilusión.

La representante se acerca a la ilusión y los padres y la abuela se ponen a su lado.

- Estoy muy bien al lado de la ilusión, dice la clienta.

- Nosotros no te juzgamos -, dicen ambos padres.

- Este hombre me ilusiona -, concluye la clienta.

La demanda del inicio: "Quiero constelar la apatía y buscar una ilusión para cambiarla", se ve concretada.

La clienta siente que ya no está apática y que su pareja actual puede ser presentada como su ilusión ante los padres que le han confirmado su no juzgamiento.

Ella se siente tranquila y así damos por terminada la Constelación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario